Los sistemas naturales son especialmente vulnerables al cambio climático y algunos pueden sufrir daños significativos y/o irreversibles. Entre los ecosistemas naturales en riesgo por su especial vulnerabilidad se incluyen los glaciares, los arrecifes coralinos y atolones, los manglares, los bosques tropicales y boreales, los ecosistemas polares y alpinos y, las zonas húmedas y praderas. Se estima que entre el 15 y 37% de las especies del planeta se van a extinguir.
El cambio climático alterará las interacciones entre especies, favoreciendo la expansión de especies invasoras y plagas, aumentando el impacto de las perturbaciones tanto naturales como de origen humano y, por tanto, afectará a la estructura y funcionamiento de los ecosistemas terrestres.
En España:
Se puede asegurar que el cambio climático hará que parte de los ecosistemas acuáticos continentales españoles pasen a ser permanentes a estacionales y algunos desaparecerán. La biodiversidad de muchos de ellos se verá reducida.
Algunos ejemplos son las migraciones altitudinales de especies vegetales que tienen lugar en el macizo de Montseny, o en la Sierra de Guadarrama; o los cambios en los ciclos reproductivos y de migración en algunas aves como el papamoscas cerrojillo. En España, entre 1990 y 2006, el número de fauna amenazada ha aumentado un 34%.
Destrucción de un bosque de manglares para construir nuevos estanques de cultivo de langostino. Para que el langostino crezca tanto como sea posible, y para mantener elevadísimas densidades de cultivo, se añaden grandes cantidades de alimento artificial y sustancias químicas.
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